La Cortesía no es una desusada forma de relacionarse, todo lo contrario, es la forma de comunicarse más bella entre personas, que nos conduce a una mejor convivencia.
Le he preguntado a varios jóvenes sobre la cortesía y me han respondido que eso no existe en nuestros días, porque la gente va a lo suyo, y es por lo general, muy egoísta y no respeta para nada a los demás.
Los algo más mayores a quienes pregunté valoran como algo positivo la Cortesía y muy necesario para que la gente se respete. No obstante hay quienes consideran que en ciertos ámbitos la Cortesía puede llegar a estar mal vista, porque al ser usada más hacia la mujer como atención del hombre, atenta a los principios de igualdad, resultando para muchos como antifeminista.
Otros incluso creen que el ser cortés es signo de debilidad y de servilismo, rechazándolo como algo trasnochado. No falta quien cree que tener carácter propio es tener mal carácter. Y busca la brusquedad como signo de identidad.
Dejando a un lado estos prejuicios que nacen de un desconocimiento de lo que realmente es la Cortesía, recordamos que ésta, en su sentido más prístino y puro, es una actitud permanente de expresarse con autenticidad, sin perder el buen trato. La Cortesía es claridad y no fingimiento. Es verdad y no falsedad.
¿Qué es lo que caracteriza a una persona cortés? Es aquella que escucha a los demás. Escucha las ideas del prójimo. No los interrumpe ni recrimina de manera brusca ni violenta. Expresa la disconformidad sin ofender.
Por otro lado, una persona cortés destaca frecuentemente las cosas bien hechas de los demás. Y la palabra preferida que siempre tiene en la boca es “gracias”.
Para ser corteses hace falta algo de control de la personalidad. La falta de autodominio lleva a compartir lo más negativo de nosotros con los demás.
Para ser corteses hace falta evitar las prisas “sin sentido” que nos vuelven estresados. Estas prisas impiden la cortesía.
Para ser corteses hemos de ser generosos. La capacidad de entrega nos lleva naturalmente a la Cortesía.
Como recomendaciones sencillas para ser algo corteses con los demás podemos indicar:
- Evitar las palabras desagradables.
- No entrar de frente en problemas y cuestiones difíciles.
- Evitar hablar exclusivamente de lo que nos gusta a nosotros.
- Saber compartir el silencio.
- Controlar los movimientos de cuerpo.
- No tener vergüenza de expresar pensamientos o sentimientos nobles y bellos
En conclusión, la Cortesía es posible hoy si somos capaces de recrearla, inspirándonos en lo mejor de las tradiciones, que permitieron a muchas generaciones una convivencia humana.
Juan Manuel Crespo
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