Cuando un egipcio moría, el dios Anubis, dios de los muertos, acogía a los difuntos en las puertas de sus tumbas guiándoles al Más Allá.
Una vez en la "Sala de las Dos Verdades", Anubis es el encargado de llevar al difunto para que su alma sea pesada, vigilando el fiel de la balanza con la finalidad de que nadie pueda falsearlo, durante el juicio de Osiris.
El peso del corazón es una representación simbólica, el corazón representa la vida que el difunto vivió; para los antiguos egipcios el corazón era el lugar del pensamiento, de la emoción y de la propia vida. Los egipcios pensaban, cuando llegaba el momento de la muerte, que si un hombre había vivido y actuado de acuerdo con Maat (diosa de la justicia), es decir, había ajustado su existencia a la verdad y la justicia, cuando fallecía su vida estaba asegurada en el más allá para siempre. Ahora bien, si el hombre no había sido justo, es decir, si tuvo mucho apego a lo material y muchos vicios, el corazón será pesado, y después devorado por el monstruo que representa la naturaleza material, donde todo muere y nace.
El capítulo 125 del "Libro de los muertos", explica el momento del peso del corazón: “El individuo, en presencia de Osiris, Señor de las Dos Maat, y de otros 42 dioses, debía prestar una solemne declaración de inocencia e, inmediatamente después, su corazón era pesado ante Maat. En uno de los platillos de la balanza se colocaba el corazón, en tanto que en el otro se colocaba una pluma de avestruz, símbolo de Maat. El corazón, si era justo, debía pesar menos que la pluma. Thot (el dios escriba) registraba el resultado sobre una tablilla y declaraba en su caso al difunto "justo de voz". En otro caso, un ser monstruoso, devoraba al fallecido devolviéndolo al mundo de la materia donde se encontraría con las consecuencias de sus actos.
martes, 8 de junio de 2010
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