martes, 11 de marzo de 2008

Idealismo y utopía


A veces el Idealista, ese soñador de mundos mejores, es confundido con el utópico, pero en realidad hay una gran diferencia. Una cosa es ser un Idealista, es decir, alguien que sueña con proyectos, con metas, que aunque no se han alcanzado todavía pueden existir pues están en el plan de la Naturaleza. Y otra es el utópico, el que sueña o proyecta cosas irrealizables por descabelladas, pues no se ajusta a la Naturaleza y a la Vida. Una cosa es soñar con que la Humanidad tenga un poco de concordia, cultura y dignidad y otra que todos seamos “guapos y ricos”.
En el fondo, todos tenemos en nuestro interior un Idealista, un soñador de mundos mejores, de la misma forma que somos naturalmente filósofos, pues todos buscamos, en mayor o menor medida, comprender la Vida y el mundo en que vivimos.
Lo cierto es que la Vida se torna más bella e intensa cuando le damos cabida a ese soñador y filósofo que late en nuestro corazón, pues sólo él puede encontrar los maravillosos tesoros que la existencia esconde para nosotros.

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