¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de “tiene luz en la mirada” o “se le ha iluminado el rostro”?
Pues bien, los descubrimientos en neurología no dejan de asombrarnos. Cuando el ser humano se emociona se liberan una serie de neurotransmisores, entre los que se encuentran la dopamina y la noradrenalina, para las cuales tenemos receptores por todo el cuerpo.
Ambas intervienen en procesos de excitación, satisfacción y respuestas emocionales entre otras. Tanto la dopamina como la noradrenalina son hijas de la tiroxina, una molécula que a lo largo de nuestra vida va almacenando la luz del sol (a través de un proceso de resonancia de la luz con los electrones de su anillo conjugado).
De este modo, cuando nos emocionamos liberamos dopamina y noradrenalina, liberamos nuestra propia luz, transformando la luz del sol que teníamos almacenada.
El laboratorio no ha matado a la metáfora, sino que le ha dado alas, descubriéndonos cuántas sugerencias se encuentran en los procesos de la vida.
Miguel Ángel Padilla
Pues bien, los descubrimientos en neurología no dejan de asombrarnos. Cuando el ser humano se emociona se liberan una serie de neurotransmisores, entre los que se encuentran la dopamina y la noradrenalina, para las cuales tenemos receptores por todo el cuerpo.
Ambas intervienen en procesos de excitación, satisfacción y respuestas emocionales entre otras. Tanto la dopamina como la noradrenalina son hijas de la tiroxina, una molécula que a lo largo de nuestra vida va almacenando la luz del sol (a través de un proceso de resonancia de la luz con los electrones de su anillo conjugado).
De este modo, cuando nos emocionamos liberamos dopamina y noradrenalina, liberamos nuestra propia luz, transformando la luz del sol que teníamos almacenada.
El laboratorio no ha matado a la metáfora, sino que le ha dado alas, descubriéndonos cuántas sugerencias se encuentran en los procesos de la vida.
Miguel Ángel Padilla
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