viernes, 28 de marzo de 2008

Así comienzan las "Edades Medias"


Las grandes crisis de Roma (s. III) y de Europa (s. XX)
En el siglo III, el mundo romano experimentó una profunda crisis de la que, pese a perdurar casi siglo y medio más, nunca pudo recuperarse plenamente.
Esta crisis significó el principio del fin de aquella civilización.Hace algunos meses apareció en esta Revista un interesante artículo de la profesora María Dolores Fernández-Fígares sobre la posibilidad de que nos encontremos en puertas de una Nueva Edad Media, es decir, de un proceso de decadencia y transformación profunda de nuestra forma civilizatoria occidental, cuyos primeros síntomas estaríamos experimentando ya, de forma creciente.
Comparto por completo su planteamiento, y creo interesante además añadir algunas ideas, en mi opinión significativas, sobre cómo comenzó la decadencia del Imperio Romano y por tanto cómo se inició el proceso que condujo a la profundísima y dilatada Edad Media Europea.
En el siglo III, el mundo romano experimentó una profunda crisis de la que, pese a perdurar casi siglo y medio más, nunca pudo recuperarse plenamente. Esta crisis significó el principio del fin de aquella civilización.
Estudiando los acontecimientos de aquel turbulento siglo, encontramos profundas semejanzas con la evolución que ha tenido Europa, y en conjunto la civilización occidental, durante el siglo XX. Evidentemente, las formas, las circunstancias y los detalles son muy diferentes, pero si somos capaces de ver más allá de las apariencias siempre diversas podemos encontrar muchos elementos de similitud.
Tras el brillante periodo de los emperadores electivos en el que durante casi un siglo (el II) se sucedieron Trajano, Adriano, Antonio Pío y Marco Aurelio, que llevaron al Imperio a su mayor esplendor, comenzó un periodo de cierta inestabilidad con gobernantes de mucha menor talla política e intelectual (Cómodo, Septimio Severo y Caracalla), aunque pese a todo lograron mantener durante unas tres décadas más cierta estabilidad y prosperidad, si bien en condiciones cada vez más inciertas y con mayores dificultades.
Sin embargo, tras el asesinato de Caracalla en el 217, se desencadenó una auténtica locura, y en los siguientes 67 años, hasta la llegada al poder de Diocleciano, se sucedieron 25 emperadores. Como promedio, resultan reinados de 2 años y 8 meses. Todos ellos fueron proclamados emperadores por los distintos ejércitos, para ser asesinados (hasta 17) poco después por sus propias tropas; otros murieron en combate o se suicidaron. Tan sólo cuatro murieron de muerte natural. No hace falta dar muchos más detalles para imaginar el caos que esto significó. Los principales ejércitos de Roma, es decir, las legiones establecidas en el Rhin, en el Danubio, en Asia, en Siria y Anatolia, frente al Imperio Parto, proclamaban emperadores por su cuenta y se enfrentaban unos contra otros. Se puede decir que el Imperio estuvo prácticamente en guerra civil durante todo este periodo.
Esto significó, como es lógico, el debilitamiento de las fronteras frente a los enemigos exteriores. En consecuencia, éstas eran asaltadas por los pueblos bárbaros o por los poderosos ejércitos partos, que derrotaban fácilmente las contraofensivas romanas. Una vez dentro del Imperio, los grupos de bárbaros que lograban penetrar se podían mover a su antojo durante meses o años, devastando hasta las zonas más alejadas de las fronteras, hasta que alguna unidad romana era capaz de detenerlos. En algunas ocasiones volvían a sus tierras tras la incursión de pillaje, pero era más frecuente que se establecieran en zonas despobladas, e incluso comenzaron a incorporarse en número creciente al propio ejército romano.
Sin entrar en detalles que harían muy prolijo este apartado, podemos señalar algunas consecuencias de esta anarquía militar. En primer lugar, significó la intervención continua del ejército en toda la vida política romana, alterándola totalmente y provocando un daño irreversible en sus estructuras institucionales.
Cuando Diocleciano consiguió restablecer la paz a finales del siglo III, el militarismo siguió prevaleciendo brutalmente sobre la política romana, si bien al menos se logró una relativa estabilidad interna. El ejército estaba supervalorado, como consecuencia de las guerras, y así continuó; por otro lado, su carácter netamente romano comenzó a modificarse como consecuencia del cada vez mayor número de tropas bárbaras que lo componían.
Diocleciano reforzó enormemente la burocracia para asegurar el control del Estado, y modificó la administración territorial multiplicando el número de provincias. Esto provocó un aumento de los gastos, que se atendió con un incremento de los impuestos y una creciente intervención del Estado en la economía. Pero su decisión más conocida, y también más controvertida, fue dividir el Imperio en dos para facilitar su mejor gobierno, estableciendo dos capitales, en la propia Roma y en Bizancio, que poco después sería llamada Constantinopla. Hasta el final del Imperio de Occidente, durante algo más de un siglo, los dos Imperios se unieron brevemente en algunas ocasiones, pero predominó la separación y con frecuencia las rencillas, e incluso los enfrentamientos entre ambos Estados. Su evolución iba por caminos cada vez más separados.
Veamos ahora los puntos de coincidencia con respecto al siglo XX y la crisis de la civilización occidental europea.
El siglo XIX fue en conjunto para Europa una época de paz, prosperidad y estabilidad sin precedentes. Desde 1815 hasta 1914, comienzo de la 1ª Guerra Mundial, no hubo ningún gran conflicto entre los Estados europeos. Los pocos que hubo fueron de baja intensidad, breves y muy localizados geográficamente.
Incluso las algo más frecuentes revoluciones liberales y nacionalistas (1820, 1830 y 1848) tampoco dieron lugar a enfrentamientos y persecuciones comparables a las del siglo XX. Algunas de las figuras más destacadas de la política europea del XIX, como la reina Victoria en Gran Bretaña o el canciller Bismarck en Alemania, entre otros, dominaron la vida pública de sus países durante periodos muy dilatados de tiempo, proporcionando una innegable estabilidad y continuidad.
Por el contrario, el siglo XX ha presenciado dos tremendas Guerras Mundiales, que esencialmente han sido guerras civiles entre europeos, que han destrozado este continente y buena parte del mundo. Europa ha visto alterada brutalmente su evolución histórica en términos de dominio político, preeminencia económica y científico-cultural. Además, durante gran parte del siglo, los golpes de estado, revoluciones y levantamientos populares, guerras civiles y regímenes más o menos dictatoriales, cuando no abiertamente tiránicos, han sido de una virulencia, ferocidad y duración extraordinaria en muchos casos. El nivel de violencia, la brutalidad de los enfrentamientos y la determinación de aniquilar al contrario a cualquier precio no se habían visto en Europa, y seguramente en la mayor parte del mundo, desde las tremendas guerras de religión de los siglos XVI y XVII.
No hacen falta muchos ejemplos, basta con mencionar la guerra civil española y la posterior dictadura franquista; la revolución rusa, con su larga guerra civil y la tiranía de Stalin, con sus sangrientas purgas y desastrosa reforma agraria; los totalitarismos fascista y nacionalsocialista, con sus feroces persecuciones racistas y el intento de exterminio de pueblos enteros; los levantamientos populares de Alemania Oriental, Hungría y Checoslovaquia en los años 50 y 60 contra sus dictaduras comunistas, etc.
La 1ª Guerra Mundial alteró de forma definitiva no sólo el mapa de Europa, sino también la estabilidad política y hasta cierto punto emocional de los europeos. Todas estas revoluciones, guerras civiles y dictaduras de diverso carácter fueron posibles porque todos los mecanismos políticos, sociales, económicos y psicológicos que Europa había ido desarrollando desde la Ilustración saltaron por los aires. En el desequilibrio se engendraron los peores monstruos y éstos precipitaron la caída hacia el abismo. La 2ª Guerra Mundial completó la destrucción de Europa. Arrasada hasta los cimientos, destrozada económica y demográficamente, fue dividida en dos por los grandes vencedores, EE.UU. y la U.R.S.S., restableciendo una cierta estabilidad y paz, vigilada y signada por la fuerza de las armas.
La división en dos de Europa, 1700 años después del Imperio Romano, era de nuevo el resultado final de casi medio siglo de guerras y enfrentamientos. El antiguo papel de Diocleciano lo representaron ahora Stalin y Roosevelt.
Paradójicamente, en algunos puntos de Centroeuropa (las fronteras de Italia y Austria con Yugoslavia y Hungría), las líneas de división discurrían de nuevo, prácticamente, por los mismos lugares que tantos siglos atrás. Europa occidental quedó separada y enfrentada a la oriental, con regímenes políticos, sociales y económicos opuestos. Arruinadas y debilitadas espectacularmente, las naciones vencedoras de Europa occidental (Gran Bretaña, Francia, Holanda, Bélgica) tuvieron que abandonar sus imperios coloniales en los siguientes años, dejando en su torpe descolonización las semillas de conflictos que se prolongan hasta hoy (Oriente Medio, India-Pakistán, oeste de África, etc.)
De igual modo que durante el siglo IV los Imperios Romanos de Oriente y Occidente convivieron entre sí con tensiones y acercamientos, los dos bloques OTAN y Pacto de Varsovia se enfrentaron en la Guerra Fría, aunque coexistieran sin llegar al conflicto abierto durante casi medio siglo. Desde el final de la 2ª Guerra Mundial hasta el hundimiento del Muro de Berlín (1945 a 1989-90), las tensiones fueron continuas, con momentos de auténtico riesgo, aunque finalmente cada bloque mantuvo sus posiciones sin llegar a agredir al otro. Al final, como pasó a comienzos del siglo V con el hundimiento del Imperio de Occidente, a finales del siglo XX el Imperio más débil se hundió. En este caso no fue necesaria una invasión, simplemente se derrumbó por dentro: su excesiva burocratización, corrupción e ineficacia económica provocaron el colapso sobre sí mismo. Su fuerza era más aparente que real, y carecía de capacidad para mantenerse.
Tras el hundimiento surgió, como en el siglo V, la fragmentación en mil pedazos; cada territorio buscó su identidad, anulada por el imperio soviético, y al mismo tiempo su propia supervivencia. Así, la antigua URSS se desmembró en sus 17 repúblicas, que se convirtieron en estados independientes, y llegaron las primeras guerras civiles en algunas de ellas (Chechenia en Rusia es el caso más conocido, pero también ha sucedido en Armenia o en Kazajstán).
Checoslovaquia se dividió en dos, y Yugoslavia en cinco en medio de guerras civiles donde el factor religioso y étnico dio lugar a tremendas crueldades y matanzas, y volvieron a producirse asedios de ciudades como en la Edad Media.
En Europa occidental, la tendencia a la fragmentación política, tan característica de la Edad Media, ha aparecido con renovado vigor, no sólo en España, donde los separatismos vasco y catalán plantean abiertamente sus ansias de secesión, soñando con un nuevo siglo XIII donde jugarían un papel destacado, sino incluso en la centralista Francia, donde los separatismos bretón y corso sueñan con minúsculos estados independientes, o en Italia, donde las regiones más ricas del norte aspiran, con egoísmo característico, a descolgar a las más pobres del sur.La primacía no sólo político-económica, sino también educativa, cultural y científica ha desaparecido. Por el contrario, los síntomas de una profunda crisis, sobre todo psicológica y moral, se acrecientan, marcando fuertemente su impronta en todos los aspectos de la vida política, económica y social. Exactamente igual que hace 1600 años
Miguel Artola

viernes, 21 de marzo de 2008

Next generación

Yo soy de la nueva generación. Pero no de la de ahora, sino de la de hace unos años. Una generación que cuando tiene entre 14 y 20 años el medio social le promete ser distinta a las anteriores generaciones, mejor, más libre, mas “in” (si me permitís la expresión), más solidario, más ecologista, etc. En definitiva, más moderna y esto hoy en día, por alguna deformación del lenguaje, significa mejor.
Los jóvenes vamos a toda prisa, sin pararnos a pensar muy bien que queremos y eso es aprovechado por el medio consumista para vendernos una imagen falsa y parcial de la nueva generación. De manera que cuando la gente tiene 14 años es, casi de manera natural, idealista. Piensa en que el mundo se puede mejorar y siente fuerzas para ello. Poco después, después de unos cuantos años de contacto con el entorno, lo único que pensará sera en tener un trabajo, que le proporcione dinero para consumir los diferentes productos que conforma la sociedad del “bienestar” y por supuesto tiene demasiado miedo a perder esto como para arriesgarse a cambiar algo. ¿Cómo ha podido ocurrir esa transformación entre el idealista y el burgués? Sencillo. Años de decirte que eres de next generation si tienes un ultimo modelo de móvil, si tienes ese coche tan chulo con CD, la ropa más moderna y últimamente si te pones un pendiente en cualquier parte. Todas las campañas publicitarias aprovechan este chantaje. O estas en lo moderno o no estas. Así el joven va quedando atado de pies y manos y sus alas son cercenadas de cuajo. Lo único que les queda es admirar a algún viejo ídolo o movimiento que represento en algún momento la rebeldía y que por caduco ya no mueve nada más que dinero en términos de merchandising.
Yo, propongo una real Next Generation. Una revolucionaria, que busque mejorarse y trabajarse en vez de consumir. Que busque la Belleza y la Verdad allí donde se encuentren sin caducos prejuicios. Que sea capaz de esforzarse en pos de los demás y sea libre pensadora y por tanto que actúe en total, plena y sincera libertad, sin tener que rendir pleitesía a las modas de turno. Gente que gaste su juvenil energía, no en consumir, beber o drogarse, sino en luchar por un mundo más justo. A estas personas se les iluminara la cara por el esfuerzo gastado en la búsqueda y consecución de esos actos nobles, sin necesidad de nada mas para estar sencillamente felices. No estoy prometiendo nada fácil, sino quizás todo lo contrario. En esta sociedad agotada por su falta de voluntad es necesario insuflar el aire sano de una nueva y real Next Generation, que sin despreciar lo conseguido, no tenga miedo en buscar aquello que convierte el mundo de hierro en oro.
¿El motor de ese cambio? No ha de ser otro que la Filosofía, amor a la sabiduría, que ha movido a tantos héroes en la historia a levantarse del mundo horizontal hacia el vertical luchando contra injusticias y maldades. Entender, Concienciar, Vivir y Soñar. Filosofía.
Se presentan ante nosotros años interesantes, de cambios. Años en los que esa Next Generation, que ahora empieza a despuntar, hará historia y sera recordada y admirada en el Futuro.
¿Quieres sensaciones fuertes?¿Quieres ser Next Generation?. Atrevete
Ignacio Ballesteros
Nueva Acrópolis Málaga

martes, 11 de marzo de 2008

Hombre y Naturaleza


Aislamiento respecto a la Naturaleza
Conforme avanza la civilización, el Hombre ha ido sufriendo un progresivo aislamiento de la Naturaleza. Desde que salió de las cuevas y comenzó a construir casas, y después ciudades, ha llegado a un punto en el que, en algunos lugares, sólo se pisa el asfalto y se respira el aire contaminado. Quizás la costumbre de vivir con “mascotas” y plantas en pequeñas macetas, o las excursiones domingueras, no sea más que la expresión de la añoranza de ese contacto perdido con la Madre Naturaleza.
En las antiguas civilizaciones, el aislamiento del hombre con respecto a la naturaleza era muy relativo. La naturaleza era algo sagrado, habitado por dioses y genios que interactuaban con los hombres. El ser humano no era más que uno entre todos los seres creados. Y en sus relaciones con el resto de los seres se incluían ritos que manifestaban el respeto hacia ese mundo natural del que eran tan dependientes.
Pero en la historia de la Humanidad se produjo una ruptura entre el hombre y su entorno en el momento en el que se produjo su aislamiento conceptual: Dios se convirtió en un ser poderoso y caprichoso separado de su creación, y el hombre en una creación aparte y preferente, con poder sobre el resto de los seres vivos. El aislamiento conceptual del Hombre respecto a la naturaleza condujo al desconocimiento y la ignorancia durante toda la Edad Media: del mismo modo que no se podía conocer a Dios o a sus designios, la naturaleza creada por Él era también incognoscible.
Sin embargo, a partir de los siglos XII y XIII, por influencia de la traducción de los textos clásicos realizados por los sabios musulmanes, la ciencia empieza a despertar en Europa. Roger Bacon instaba a la Iglesia a utilizar en provecho propio el poder que confiere la ciencia experimental para luchar contra los infieles y conjurar la amenaza de la venida del anticristo. Pero la relación del hombre con el mundo natural se había roto, y el conocimiento resurge fragmentado: Dios por un lado, la ciencia por otro y el hombre por un tercero. La Ciencia y la Técnica avanzaron a partir de ahí rápidamente, con una aplicación militar directa: casi todos los científicos renacentistas fueron también grandes ingenieros que renovaron el armamento de los mecenas. El avance de la ciencia y la idea del “progreso continuo” llegan hasta el conocimiento más íntimo de las partículas que constituyen los seres inertes y vivos. Se conoce la energía atómica y se descifra el código genético humano. El dominio sobre la materia parece absoluto, aunque eso no parece, precisamente, llevar hacia la felicidad...


Las consecuencias del desarrollo
La idea del Progreso lineal y de la Naturaleza como herramienta, que conduce a la Revolución Industrial, tiene como primeras consecuencias la explosión demográfica y la expansión y dominio mundial de la cultura europea. Pero también provoca una serie de importantes alteraciones en el medio natural que muy pronto empiezan a afectar a la salud de las personas y ala economía de los estados, como el agotamiento de los recursos naturales (con su consecuente aumento de precio) junto con la creciente demanda de todos ellos. La caza indiscriminada llevó a la extinción a varias especies animales y puso en peligro a otras muchas. El abuso de los combustibles fósiles provoca una serie de alteraciones muy importantes, que llegan a traspasar los límites fronterizos y se convierten en globales: el smog, con efectos desastrosos para la salud, o el incremento del CO2 y el efecto invernadero, provocando el ya evidente cambio climático. Los CFC destruyen la capa de ozono, permitiendo el paso a los nocivos rayos UV , aumentando el cáncer de piel. El agua pierde su potabilidad y se hace más escasa. La basura inunda, no sólo los núcleos urbanos, sino que llega hasta el mismo Everest... Las grandes obras de ingeniería y de obras públicas afectan a los cauces de los ríos y a la estabilidad de las laderas, provocando inundaciones, deslizamientos, induciendo terremotos y aumentando peligrosamente la erosión. Los terremotos y deslizamientos afectan a núcleos cada vez más poblados...
Daños que luego tienen que compensar económicamente los propios gobiernos.
La Tierra se rebela ante este despotismo del hombre que intentó someterla.


La necesidad de volver a la Naturaleza
Ante los problemas que el abuso de la naturaleza le crea al Hombre, este reacciona y siente la necesidad de volver a ser parte de ella.
El conocimiento biológico, centrado en un principio en el individuo y sus partes, pasa a ocuparse posteriormente (quizás movido por las ideas de la Evolución y de la selección natural...) hacia las poblaciones, las comunidades y los ecosistemas, naciendo así la Ecología, en la que los objetos de estudio son las relaciones entre los individuos y sus congéneres, entre estos y las demás especies que comparten su espacio, y entre todas ellas y el propio espacio que ocupan. Comienzan a verse las íntimas interrelaciones entre todo lo vivo y su propio medio.
Se puede pensar que la lenta reacción de los gobiernos se produce como respuesta a la creciente sensibilización de las masas por los ecologistas, aunque también debemos considerar una causa de tipo económico: los países gastan cada vez más en combustibles fósiles, en gastos sanitarios y en sufragar los desastres naturales inducidos.


El concepto de Gaia: un ser “consciente”
En este ambiente de reacción surge la Hipótesis GAIA, que introduce la idea “sistémica”, de “autorregulación” y de “finalidad consciente” en la Biosfera, que constituye en SER consciente y activo.
Vuelta la mirada del Hombre hacia el exterior del Planeta, las investigaciones sobre la posibilidad de vida en otros planetas fueron las que evidenciaron las peculiaridades de nuestra atmósfera. Los estudios sobre la atmósfera terrestre, con su composición en gases tan reactivo fueron los que apuntaron hacia la idea de que la Vida no se había producido en la Tierra porque su atmósfera lo permitía, sino al revés: la atmósfera era apta para la Vida porque la propia Biosfera la mantiene en ese estado.
El ecosistema se entiende no como una agrupación de seres, sino como un ser en sí: un sistema en el cual cada parte interacciona con las demás y tiene su propia función. Es un organismo, con sus órganos y tejidos que funcionan como una unidad.
Gaia, además, tiene el poder de autorregularse: cuando se producen desequilibrios en su interior, es capaz de cambiar para compensarlos. Su equilibrio no es estático, sino dinámico, como un termostato; y cuando ese equilibrio se desplaza por alguna causa (enfermedad en Gaia) ésta cambia para adaptarse a la nueva situación. Son numerosas las extinciones y cambios climáticos y geográficos que ha sufrido la Biosfera que la dirige hacia la permanencia y la complejidad.
Gaia (nombre griego de la diosa de la Tierra) se erige de nuevo en la diosa inmortal, que sobrevivirá al hombre, empequeñecido de nuevo ante su poder.


El nuevo milenio
Así llegamos al principio del Nuevo Milenio y la constitución de una nueva mentalidad, una nueva cultura, más humanística y global.
Al final del siglo XX y del milenio, se configura una nueva mentalidad, una nueva cultura, que se ha dado en llamar la “Era de Acuario”. Partícipes de ella son el paradigma Gaia y el paradigma Holográfico.
Desde las cátedras de las universidades surgen científicos heterodoxos que se enfrentan directamente al oficialismo de la ciencia ortodoxa y materialista. Rompiendo con su dogmatismo y su prepotencia, cuestionándola y señalando sus limitaciones, ofrecen soluciones más abiertas , introduciendo el valor de la imaginación junto a la razón, y revalorizando la mística.
El Hombre ya no es un ser aparte y especial de la Creación, sino que está imbricado e implicado en ella. De nuevo forma parte de la Naturaleza, y todo lo que le ocurra a Ella, tendrá consecuencias ineludibles para él. Por otra parte, como refleja el paradigma holográfico (reminiscencia del Hermetismo antiguo), el Todo estás en cada una de las partes, y el Hombre vuelve a ser el Microcosmos en el que se refleja el Macrocosmos. Se establece así una mentalidad global, planetaria, donde no caben racismos ni fronteras (que no se ven desde el espacio), donde el rayo no es un enemigo, sino un amigo necesario, donde la Vida Una lo impregna todo, y la muerte no es más que una fase de desintegración tras la cual el ciclo de la vida genera un nuevo ser...
La revalorización de la Imaginación y la Mística vuelven a hacer del Hombre un ser completo, más comprensivo, más solidario, más concienciado de su responsabilidad ante la Naturaleza y la Humanidad.
Ana Díaz

Necesidad de una nueva educación


El problema de la educación, cada vez que se plantea en la opinión pública, despierta una gran controversia social, aunque muy pronto pasa a una segunda fila en los medios de comunicación ante las nuevas noticias que cobran, casi por turno, protagonismo.

Pero en el tema de discusión casi siempre se tratan solo aspectos de forma, que si bien pueden parecer importantes, no deberían nublar el planteamiento esencial sobre la educación.

Tendríamos que preguntarnos: ¿para qué sirve la educación? ¿cuál es o cuál debería de ser su finalidad?
¿Es algo al servicio de la economía?, ¿al servicio de las empresas?, ¿de la estabilidad social?, de tendencias políticas o creencias religiosas?......¿o debería de ser algo que tuviese como finalidad al Hombre, su desarrollo integral y completo?

Por desgracia, basta con observar desprejuiciados nuestros propios sistemas de educación y enseñanza para ver que están más dirigidos a crear especialistas en un sistema productivo económico, donde las directrices las dan la oferta y la demanda de empleo, que a desarrollar las potencialidades y cualidades humanas, para que el individuo pueda realizarse plenamente en el marco gradual de su paso por la vida, o para que pueda profundizar en los misterios de la naturaleza o del hombre..

El sentido etimológico de la palabra educación viene de “educir”: sacar de adentro. Esto nos habla de la educación como algo destinado a hacer surgir en cada individuo aquellos valores, aquellas capacidades propias e inherentes a la condición humana. Entiende que existe un potencial en el interior en espera de ser realizado. Educar sería despertarlo y ayudar a su realización. Para ello la educación debería ayudarnos a conocernos a nosotros mismos y a armonizar los diferentes factores que en nosotros conviven

La educación así entendida mantiene un sentido de unidad que debe aportar una visión global y armónica del mundo y de si mismo, un conocimiento que relacione todos los conocimientos, una formación que ayude a integrar y conducir todas nuestras facultades humanas .
Los diferentes expresiones de la cultura (ciencia -religión -política -arte) se unifican bajo una visión filosófica que les da profundidad y unidad, (al igual que confluyen en una pirámide sus cuatro caras triangulares), como caminos complementarios en la búsqueda de la verdad y la realización humana.

En el hombre esa educación integral debería ser el mejor apoyo en el conocimiento de nosotros mismos , la naturaleza humana en general y las propia realidad particular; debería potenciar el conocimiento y desarrollo de nuestras cualidades y vocaciones profundas (lo que llamaría Platón instintos del Alma); tendría que favorecer la armonización de todo ello, ayudandonos a encontrar y a vivir nuestro lugar natural en la humanidad y en la Vida

Sin embargo nuestros sistemas educativos actuales se alejan cada vez más de esa formación integral , relegando esta responsabilidad, que acaba siendo canalizada en gran parte por los medios de comunicación masivos ( que no olvidemos, no tienen como finalidad la formación humana sino la rentabilidad económica).
Esto hace que al día de hoy, un chico con una especialización universitaria, sin embargo pueda ser un inculto en términos generales, incapaz de tener un buen criterio global para entender a ni a su tiempo ni a sí mismo.
La verdadera libertad, base de la condición humana, ha de producirse primero en el interior, nace en el corazón y la mente, solo el conocimiento da realmente "alas" al ser humano ( y no una formula química en una lata etiquetada)

Para que haya una educación completa ha de partirse de un sentido profundo de la cultura. Esta no puede entenderse como una recopilación basada simplemente en coloridos folklores sino en el conocimiento, desde las protohistóricas civilizaciones a nuestros días, de la experiencia profunda de la humanidad, expresada en el conjunto de valores permanentes, conocimientos científicos, creencias y experiencias que van siendo acumuladas generación por generación por la humanidad.

Otro factor importante en la educación es el ejemplo. Sin el ejemplo no hay transmisión. El ejemplo vivifica el conocimiento y lo hace útil al presente. Decir que una cosa es válida y no esforzarse por vivirla es haber matado la mitad de la verdad. El ejemplo de educadores, padres, cargos públicos, artistas, jueces, etc, así como los modelos que predominan como prototipos de una sociedad, actúan como catalizadores; su presencia, al resonar en los individuos, despierta en ellos el desarrollo de lo que haya de similar al modelo. De ahí que los filósofos antiguos aconsejaran rodearse de cosas bellas y armónicas, de buenos amigos, de lecturas e imágenes heroicas que despertasen en nosotros esa misma belleza y armonía, esa voluntad y firmeza frente a la adversidad que subyacía dormida

Cuando la educación despierta un discernimiento de lo justo , lo bello, lo verdadero y lo bueno en nosotros, ese sentido elevado se refleja en buenas costumbres que hacen innecesarias muchas de las leyes y restricciones del mañana.
La educación debe preveer las necesidades y problemas del futuro, debe anticiparse y desarrollar las cualidades y conocimientos que le permitan afrontar todo reto. Pero sin olvidar que la verdadera finalidad del progreso no está en el despliegue de medios sino en la plasmación de los fines, y la finalidad humanística debe alumbrar todo esfuerzo. Así necesitaremos ingenieros y médicos, panaderos y abogados, pero sobre todo hombres y mujeres íntegros, dueños de sí mismos y con las mejores cualidades humanas.

Es importante saber colocar al hombre en su realidad y en su tiempo, no como un marco al que doblegar sus aspiraciones, sino del que partir para moldear aquello que se concibe como mejor. La educación, entonces, no debe conformar, sino despertar el idealismo, partiendo de una realidad que se conoce y no se teme pero a la que se quiere mejorar, ya sea en el terreno del arte, de la ciencia, de la política o de la religión.

Platón hablaba de la importancia de hacer confluir en la educación la "música", para el alma, y la "gimnasia", para el cuerpo. Esta necesaria complementariedad aportaba rigor y esfuerzo para el cuerpo, manteniéndolo sano y disciplinado; y desarrollo a las cualidades del alma, ya sean Discernimiento, Intuición de la Belleza, desarrollo de la Bondad y del Amor o reconocimiento de la Justicia.
Quizás sea la filosofía más profunda la que aporte la clave: el proceso de la educación tendría que poder desarrollar en el hombre nuestra naturaleza interna, en su triple aspecto: Voluntad, Amor e Inteligencia, canalizada a través de una mente ordenada, una psique armonizada, una vitalidad activa y un cuerpo sano

Siendo la educación la base de la transmisión de la cultura, y ésta el cimiento invisible que sustenta cada civilización, los beneficios que se derivan de la civilización, como la estabilidad económica y social, avances en la medicina o el derecho, el desarrollo del arte, hasta la
plasmación de principios de dignidad y solidaridad, se tambalean cuando sus invisibles columnas, los valores filosóficos y principios universales que le dieron nacimiento, ya no están presentes en la educación. Solo quedan formas culturales vacías incapaces de regenerar ni recrear como fuerza motriz, nuevas formas, nuevos moldes de vida para los principios siempre válidos.

El valor de la educación hoy y los sistemas educativos deberían de volver a mirarse en el espejo y ver si responden realmente a la realidad global del ser humano.

Miguel Ángel Padilla

Idealismo y utopía


A veces el Idealista, ese soñador de mundos mejores, es confundido con el utópico, pero en realidad hay una gran diferencia. Una cosa es ser un Idealista, es decir, alguien que sueña con proyectos, con metas, que aunque no se han alcanzado todavía pueden existir pues están en el plan de la Naturaleza. Y otra es el utópico, el que sueña o proyecta cosas irrealizables por descabelladas, pues no se ajusta a la Naturaleza y a la Vida. Una cosa es soñar con que la Humanidad tenga un poco de concordia, cultura y dignidad y otra que todos seamos “guapos y ricos”.
En el fondo, todos tenemos en nuestro interior un Idealista, un soñador de mundos mejores, de la misma forma que somos naturalmente filósofos, pues todos buscamos, en mayor o menor medida, comprender la Vida y el mundo en que vivimos.
Lo cierto es que la Vida se torna más bella e intensa cuando le damos cabida a ese soñador y filósofo que late en nuestro corazón, pues sólo él puede encontrar los maravillosos tesoros que la existencia esconde para nosotros.

El elefante y la estaca


Siempre me sorprendió ver al elefante atado con una cadena a una pequeña estaca clavada en el albero. No lo entiendo -me decía a mí misma-, ese elefante enorme, poderoso, atado a esa pequeña estaca... Si yo los he visto en la tele, en plena sabana africana cuando, enfurecidos, arrancan un árbol de cuajo... ¿qué obstáculo puede ser para él esa ridícula estaca?

“No lo entiendo. Mamá, ¿cómo es posible que al elefante del circo lo tengan sujeto con una pequeña estaca, cuando, siendo tan grande y tan fuerte como es, podría arrancarla cuando quisiera?” “No puede arrancarla, hija, no sé por qué, pero así ha sido siempre.”
Aquella respuesta, como es lógico, no me dejó satisfecha, y ese porqué, como otros muchos a lo largo de mi infancia, quedó en ese lugar donde se van guardando los interrogantes, esperando una respuesta, a veces hasta el fin de los días.



Pero un día, ya mayor, y estando en el circo con mi hijo, volví a ver al elefante atado a la estaca. Y volvió a mí la pregunta sin respuesta. Hoy no me iría sin resolver el misterio -pensé-. A la salida fui a enseñarle los animales a mi hijo, que ya estaban en sus jaulas, unos tranquilamente recostados, otros inquietos dando sus paseos recurrentes, castigo de unos animales a los que cambiaron la sabana infinita por un cubo triste, y me acerqué al cuidador, que estaba con ellos limpiando sus jaulas.
Este hombre sencillo me desveló el enigma. El elefante había nacido en cautividad. Y desde el momento en que se tuvo de pie fue atado a la estaca. El primer día trató de zafarse, daba tirones, empleaba toda su fuerza, pero todo era inútil. Era pequeño y sus fuerzas no eran suficientes. El segundo día también lo intentó. Y el tercero. Todos los días sin éxito. Pasaron los días y el elefantito asumió con pena su impo-tencia. Ya no lo intentó más. ¿para qué?
Se diría -es imposible. Y ya no lo intentó más. Y el día en que yo, pequeña, lo vi con mi madre en el circo, seguía convencido que no era posible librarse de la pequeña estaca.
Y por fin entendí cómo ese elefante enorme no imaginaba siquiera que podría fácilmente librarse de tan pequeña atadura.

Miguel Prat

Cuando nos emocionamos estamos iluminados


¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de “tiene luz en la mirada” o “se le ha iluminado el rostro”?
Pues bien, los descubrimientos en neurología no dejan de asombrarnos. Cuando el ser humano se emociona se liberan una serie de neurotransmisores, entre los que se encuentran la dopamina y la noradrenalina, para las cuales tenemos receptores por todo el cuerpo.
Ambas intervienen en procesos de excitación, satisfacción y respuestas emocionales entre otras. Tanto la dopamina como la noradrenalina son hijas de la tiroxina, una molécula que a lo largo de nuestra vida va almacenando la luz del sol (a través de un proceso de resonancia de la luz con los electrones de su anillo conjugado).

De este modo, cuando nos emocionamos liberamos dopamina y noradrenalina, liberamos nuestra propia luz, transformando la luz del sol que teníamos almacenada.
El laboratorio no ha matado a la metáfora, sino que le ha dado alas, descubriéndonos cuántas sugerencias se encuentran en los procesos de la vida.
Miguel Ángel Padilla

Entrevista a Angelina Molina. GEA España


Entrevistamos a Angelina Molina, Presidenta del Grupo de Ecología Activa (GEA), grupo de voluntariado al que le fue otorgado el Galardón de “Malagueños del Año” en su sección “Solidarios del año 2007” en la ciudad de Málaga. Aunque está muy ocupada, nos atiende con total amabilidad, en su despacho:
¿Qué tres razones darías para ser voluntario?
-En primer lugar, nos aporta felicidad y satisfacción. Por eso, el voluntario siempre destaca por ser alguien esencialmente feliz.
En segundo lugar, nos ofrece una auténtica calidad de vida basada en la generosidad y el continuo aprendizaje.
Y, por último, nos permite dejar una huella positiva en la vida de nuestros semejantes.
¿Se necesita ser alguien especial para ser voluntario?
-Lo único que se necesita es ser... Humano.
¿Se pierden proyectos o ambiciones personales por ser voluntario?
-No, en absoluto. Contrariamente a lo que muchos piensan, el voluntario ve como se amplían sus proyectos personales y su visión del mundo. Te das cuenta que la vida es algo muy valioso, , y que hay muchos que no tienen tanta suerte como nosotros. Por eso, como tenemos la fortuna de tener recursos, es una obligación moral, compartirlos.
¿Qué te ha aportado a ti el voluntariado como persona?
-Me permite ampliar continuamente mis amistades y fortalecerlas; me aporta felicidad al tener una vida llena de experiencias y dedicada al servicio a los demás; el saber que hago lo correcto, me aporta armonía interior.
¿Qué aporta GEA GRUPO DE ECOLOGIA ACTIVA al voluntariado actual?
-Aportamos: por un lado, continuidad, pues colaboramos de manera permanente con una serie de entidades; por otro lado, aportamos finalidad, al desarrollar proyectos a largo plazo y cuyos frutos probablemente no veamos nosotros. Pero, fundamentalmente, hacemos hincapié en la formación humanística de los voluntarios.
¿ Qué opinas de la crítica que se hace al voluntariado de estar pendiente de paliar los efectos pero no las causas?
-Que es totalmente cierta, hay que buscar las causas profundas y reales de los problemas de la Humanidad, pero eso no significa buscarlas en los sistemas solamente, sino en el interior del Ser Humano.

Cuando terminas una entrevista lo que te llevas son sensaciones. En esta caso, tuve la certeza de haber hablado con alguien sensible ante los problemas de nuestro mundo y que busca soluciones reales. Acababa de hablar con alguien especialmente humano.
LMM

10 CONSEJOS PARA AFRONTAR BIEN UN EXAMEN


1.- Tener moral de Victoria.

Un examen puede verse como un abismo, o como un paso más en el camino HACIA TU OBJETIVO. El examen es un paso más al cumplimiento de tu sueño (pasar de curso, dedicarte a tu vocación). Debes repetirte esto una y otra vez

.2. Planifica tu Victoria.

Analiza las materias a las que vas a presentarte y tus conocimientos de las mismas. Es necesario un PLAN GLOBAL. Debes ESTUDIAR GLOBALMENTE, es decir: poco a poco, no dejando ningún tema o asignatura para el final.

3. Tu tiempo es tuyo, si no lo organizas te organizará él.

Hazte amigo de tu tiempo. Sé disciplinado con los horarios que te marques y recuerda tu lema: Hay tiempo para todo si trabajamos con perspectiva, poco tiempo pero constante te permite disfrutar de tiempo libre y de afrontar con seguridad el examen.

4. Disfruta del día anterior al examen.

Lee, relájate, estudia si quieres, pero de una forma suave, recreándote en algunos temas o frases que te gusten especialmente, subrayando... Desde el punto de vista del aprendizaje humano, debe de existir UN TIEMPO EN EL QUE LOS CONOCIMIENTOS SE POSEN EN LA MEMORIA, se asienten en nuestra mente, se asimilen.

5. El día del examen.

Esa mañana, levántate de la cama con ALEGRÍA Y OPTIMISMO. La noche antes habrás dejado todo listo. Ni se te ocurra quedarte sin dormir, no te ayudará a retener lo que no sabes y PERDERÁS la capacidad de retener lo que sabes.Te recomendamos PUNTUALIDAD.

6. La primera impresión no es la que queda.

Han comenzado los exámenes y tú sigues TRANQUILO, leyendo muy bien las preguntas, dos o tres veces, haciendo poco a poco los ejercicios, contestando las cuestiones con serenidad, seguridad... Recuerda que se trata de una prueba de madurez. Exprésate con corrección.

7. Siempre termino lo que inicio.

Si la primera impresión es negativa sobre las preguntas de examen, la primera tendencia puede ser abandonar… ¡NUNCA! nada pierdes por hacer lo que puedas. También puede ser que apruebes. Cuando estás llevando a cabo el examen, en plena acción, es muy probable que entres en momentos de CAOS. No son más que espejismos que tratan de atacar tu concentración.

8. Repasa siempre tu trabajo.

Una LECTURA "relajada" al final del examen te va a conceder beneficios.

9. Pregunta todo aquello que te haga dudar.

En algunas pruebas podréis formular preguntas acerca del enunciado (levantando la mano) a los profesores que os examinan. Utiliza preguntas del tipo sí o no.

10. Celebra siempre el éxito.

Tu única obligación ahora es relajarte y descansar... ir recuperando el tiempo con aquellos amigos que has tenido que dejar "aparcados" mientras te encerrabas a estudiar.

MI ARETÉ, TU ARETÉ, NUESTRA ARETÉ…..


MI ARETÉ, TU ARETÉ, NUESTRA ARETÉ…..

¡ESFORZARSE POR AMOR AL ARTE NO ES POCO!


¿A qué nos suena la palabra « Aristos » ?
Posiblemente a Aristocracia, y, a su vez , esta última palabra nos suene a Clase social, a falta de humildad, a ganas de sobresalir de los demás por puro egoismo...
Sin embargo no era así en la Antigüedad clásica. La llamada “Areté” hacía referencia al “Aristos” que TODA PERSONA tenía en si misma y con esa palabra se referían a la posibilidad de toda persona de llegar al máximo nivel de excelencia en aquella actividad para la que tuviera destinado ha llamado.....convertirse en Maestros de su Vida , de todo lo que hicieran, sea lo que esto sea...La adquisición de la areté era el eje de la educación (παιδεια, paideia) del joven griego para convertirse en un hombre. Huellas de la concepción más restringida de la era arcaica se pueden ver en el énfasis puesto en la disciplina y dominio del cuerpo mediante la gimnasia, una de las actividades principales, y la lucha, pero una formación acabada incluía también las artes de la oratoria, la música y —eventualmente— la filosofía.Visto desde aquí, se podía perfectamente hablar de la Areté de un Soldado, y de un Gobernante, pero también de un barrendero, de un artista, de un estudiante.... la pregunta correcta que toda persona que quisiera vivir en función de su Areté era¿Soy un Rey en mi oficio? ¿He llevado mi cometido al máximo nivel de perfección que se pueda conseguir?
Con esta meta, y desde estas preguntas fueron posibles los grandes artistas nos emocionan, y los héroes que una y otra vez llena los cines, ya sean como el valeroso Leonidas, o se llame Harry Potter, o incluso esos voluntarios anónimos que una y otra vez ponen sus vidas en peligro para salvar de las catástrofes a cientos de personas... y ello “por amor al Arte”, que no es poco, sino mucho. Amor al Arte es mucho más que una excusa, es el Amor al Arte vivir de forma que estemos orgullosos de nosotros mismos.
¿Cuál es tu Areté , lector?
Carlos Roldán López